Preguntas frecuentes Eco-cultivos
Eco-cultivo
Ulé es la primera marca de belleza que integra cultivos verticales propios. De interior y de alta tecnología, el cultivo vertical es un verdadero avance agrológico y tecnológico tanto en términos de eco-responsabilidad, como de eficiencia y seguridad. Responde a la necesidad de proximidad y de cadenas de suministro más cortas a medida que las zonas urbanas se hacen cada vez más densas. Más allá del impacto medioambiental, los cultivos verticales abren un abanico infinito de posibilidades para la cosmética botánica garantizando extractos 100% puros, trazables y frescos. Los cultivos verticales aprovechan varias técnicas de cultivo sin suelo, en entornos cerrados para que no tengamos que preocuparnos por el clima:
En el caso de Ulé se utiliza:
Aeroponía: cultivo sin suelo con un circuito cerrado de solución nutritiva pulverizada de forma permanente
Hidroponía: cultivo realizado sobre un sustrato neutro (arena, bolas de arcilla, etc.) y regado con un flujo de una solución rica en minerales y nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas.
Estas técnicas existen desde hace años, pero se utilizaban casi exclusivamente en el sector alimentario. Sin embargo, son perfectas para los cosméticos que necesitan ingredientes de calidad y una riqueza molecular ultra fresca durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas.
Ulé cultiva diferentes variedades de plantas exóticas en sus propios cultivos verticales a las afueras de París, logrando así preservar su extrema frescura gracias a utilizar productos de cercanía.
Nuestro primer paso fue trasladar la producción de materias primas por dos razones: acortar el circuito de producción en comparación con las normas del sector cosmético, y ser totalmente trazables y éticos. Ulé utiliza plantas frescas y enteras para sus fórmulas, con propiedades bien conocidas y científicamente documentadas: Coleus para proteger, Centella para regenerar y Tulsi como anti-oxidante. Estas son consideradas plantas exóticas. Sin embargo, no necesitamos importarlas de países lejanos, ya que la tecnología de los cultivos verticales nos permite cultivarlas en Francia.
Al abastecernos en Francia, podemos garantizar la composición de las plantas y sus extractos. También podemos garantizar que no se contaminen durante el procesado y el transporte. Al abastecernos cerca del lugar de producción, las plantas frescas pueden procesarse e integrarse en nuestros productos en cuanto se cosechan. No necesitamos utilizarlas prensadas y en seco, como es habitual en la industria cosmética. Una vez maduras, las plantas se recolectan a mano y se muelen en frío con un proceso de maceración patentado que permite aprovechar desde la raíz hasta la hoja, y proporciona una concentración del 55% en nuestros sérums. La realidad es que la mayoría de los productos de tratamiento del mercado, contienen una pequeña cantidad de moléculas de plantas, lo cual es el resultado de un proceso de extracción débil, que no permite aportar los máximos beneficios de la planta. Gracias a los cultivos verticales, somos capaces de revelar todo el potencial de la naturaleza y ofrecer una mayor diversidad molecular en nuestros productos.
Cultivar plantas en cultivos verticales significa que la producción de los ingredientes activos de nuestros productos tiene un impacto medioambiental mucho menor que las plantas cultivadas en campo abierto. Se reduce la superficie necesaria para el cultivo. Utilizamos alrededor de un 95 % menos de agua. Por último, pero no por ello menos importante, al trasladar la producción de la planta podemos garantizar unas buenas condiciones de trabajo en todo momento. Este cultivo cerrado, en aeroponía o hidroponía y, por tanto, sin contacto con el suelo, significa que no hay vertidos tóxicos, ni contaminación del suelo o de las capas freáticas, ni impacto negativo directo en los ecosistemas locales.
En Ulé, creemos que la suma siempre es mayor que las partes, y que cada planta tiene un propósito claro y una inteligencia natural.
Cuando retenemos esta sabiduría viva en su totalidad, permite a la planta comunicarse poderosamente con nuestra piel y activar nuestras propias respuestas biológicas para fomentar la resiliencia, la vitalidad y la longevidad.
Hemos seleccionado cuidadosamente tres plantas extraordinarias cuyas propiedades se conocen desde hace miles de años: Coleus para proteger, Centella para regenerar y Tulsi como anti-oxidante.
Creemos que cada molécula cuenta, por eso utilizamos plantas enteras en nuestras recetas, no solo el principio activo extraído químicamente.
Y sabemos que las plantas nunca son tan ricas en principios activos como cuando acaban de cosecharse. Por eso utilizamos plantas frescas, en lugar de prensadas y en seco como se hace habitualmente. Tenemos un control total sobre el cultivo de estas plantas y no nos afectan los cambios meteorológicos ni las contaminaciones.
El ingrediente principal de nuestros productos es el extracto obtenido de las plantas recién cosechadas mediante un proceso de maceración que proporciona una concentración del 55% en nuestros sérums.
Estas plantas son la esencia de nuestros productos. Por eso es importante explicar cómo nos abastecemos de plantas frescas y exóticas en Francia y de dónde proceden.
Dado que la agricultura vertical no se considera "agricultura convencional", las directrices para evaluar si un ingrediente es orgánico no pueden aplicarse en el caso de la Eco-Farm Ulé. Sin embargo, como la granja vertical es un método de cultivo sin suelo, nuestras plantas son 100% puras y están libres de cualquier pesticida. Es más, como controlamos todos los parámetros que intervienen en el cultivo de las plantas, tenemos una trazabilidad total de nuestros ingredientes. De hecho, somos "más que orgánicos" porque controlamos todo el proceso de la A a la Z, pero no nos está permitido afirmarlo.
El cultivo de Ulé se creó gracias a un partenariado con la joven empresa "Tower Farm". La start-up francesa de aeroponía se encuentra en la Nouvelle Station V, con sede en Saint-Nom-la-Bretêche, en la llanura de Versalles. Actualmente esta empresa está creando agrotecnologías y nuevos puestos de trabajo en la gran zona urbana. Ocho personas trabajan allí a diario, sembrando, cultivando y cosechando, y por supuesto, llevando a cabo investigación y desarrollo. Cuando la organización crece a escala industrial, Tower Farm se compromete a contratar a personal con dificultades para incorporarse al mercado laboral. La empresa favorece a los proveedores locales y utiliza el agua en circuito cerrado, lo que reduce drásticamente el consumo. Fortalecida por nuestra asociación que ya lleva dos años, la start-up supervisa y reduce el consumo y la dependencia energética mejorando la eficiencia de los equipos, como los LED y el aire acondicionado, y experimentando con la cogeneración de electricidad in situ. Estamos orgullosos de apoyar a esta joven empresa a largo plazo, respaldando un proceso de innovación que probablemente cambiará las prácticas y normas de todo el sector.
También nos hemos asociado con otro experto en cultivos verticales, Jungle, para cultivar las mismas plantas en hidroponía, y elaborar los polvos de nuestros complementos alimenticios. Se encuentran en Epaux-Bezu, en el departamento de Aisne. Jungle ha desarrollado su experiencia tecnológica mediante la producción de alimentos como ensaladas y hierbas aromáticas. Más grande y consolidada, se está introduciendo en el sector de los cosméticos.
Nuestros productos se basan en plantas que crecen en un entorno innovador y controlado, conocido comúnmente como «granja vertical». Nuestro laboratorio agrícola de la región de París nos permite integrar en nuestras fórmulas plantas exóticas frescas cultivadas localmente. Las plantas crecen en interiores, por lo que no interactúan con el suelo: no pueden contaminarlo ni ser contaminadas por él. Podemos controlar con gran precisión el desarrollo molecular de las plantas utilizadas en nuestros productos. Garantizamos que no están contaminados por metales pesados, pesticidas ni alcaloides. También garantizamos buenas condiciones de trabajo a todos los que participan en el proceso de producción y reducimos considerablemente los kilómetros que recorren nuestros ingredientes para llegar hasta ti.
Al adquirir nuestras plantas en Francia en lugar de importarlas, reducimos enormemente el número de kilómetros recorridos en cada etapa de la producción. Desde las materias primas hasta la entrega de los productos acabados a los clientes, reducimos considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte. Los cultivos verticales requieren energía para alimentar la iluminación artificial con LED y regular la temperatura. Sin embargo, este método de producción tiene otras ventajas medioambientales:
Menos espacio: podemos crear un vivero y cultivar entre 300 y 350 plantas en tan solo 9 m2, sin tierra y con luz natural.
Aumento de la productividad gracias a la estructura vertical, que permite el crecimiento de más de 100 plantas por metro cuadrado, y la «supresión de las estaciones» implica más ciclos y ciclos más cortos durante el año.
Reducción del consumo de agua. El 95 % del agua se reutiliza en un ciclo cerrado.
Sin pesticidas, fungicidas ni herbicidas añadidos. Sin riesgo de contaminación por metales pesados o alcaloides.
No hay contacto con el suelo ni con el agua, por lo que no hay riesgo de contaminarlos o influir en ellos.
A pesar de todos estos argumentos, y como ocurre con cualquier tecnología innovadora, aún carecemos de datos para cuantificar la reducción de nuestro impacto ambiental y desarrollar nuestra contribución positiva al sector y a la región. En Francia, el pliego de condiciones para recibir la etiqueta ecológica implica trabajar con la tierra. Como trabajamos en un entorno sin suelo, actualmente no podemos obtener la certificación ecológica.
Los cultivos verticales dependen de la energía para la iluminación y el control de la temperatura, y de nutrientes como los abonos minerales producidos en Francia. Su impacto medioambiental está supeditado en gran medida a la fuente de energía utilizada, la eficiencia de los LED, la gestión de la temperatura, la reutilización del agua en un circuito cerrado y la composición de los fertilizantes.
Nuestro socio, Tower Farm, trabaja para minimizar el impacto ambiental del cultivo de plantas para nuestros productos. Está experimentando con un cogenerador para autogenerar energía renovable, reciclando el 95 % del agua utilizada e investigando biofertilizantes. Tower Farm ha cambiado recientemente los LED por una nueva tecnología más eficiente y que emite menos calor. Esto implica que podemos reducir el aire acondicionado, reduciendo así el consumo de energía. Tower Farm busca constantemente la mejora, realizando estudios que contribuyen a la investigación académica sobre la agricultura vertical, con el apoyo del vivero de empresas Station V. Están a punto de obtener certificaciones adicionales para coronar su éxito.
La aeroponía y la hidroponía existen desde hace décadas y tienen un historial demostrado. Los cultivos verticales surgen cada vez más en todos los continentes, sobre todo en países donde la producción de alimentos es limitada por falta de espacio y condiciones climáticas adversas. Sin embargo, cultivar plantas exóticas con principios activos conocidos para cosméticos es realmente innovador, ya que el sector cosmético sigue dependiendo en gran medida de las importaciones.
Plantas de todo el mundo, ¡cultivadas a la vuelta de la esquina!
Cuando hablamos de cultivos ecológicos, no nos vienen inmediatamente a la cabeza los cultivos verticales. Sin embargo, este tipo de producción podría ser crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial. Según el profesor Dickson D. Despommier, de la Universidad de Colombia, «si cada ciudad del planeta produjera el 10 % de sus productos en el interior, nos permitiría convertir 88 millones de hectáreas de tierras de cultivo en bosques. Esto podría absorber suficiente dióxido de carbono para devolver la atmósfera de la Tierra a los niveles de 1980». No se trata de sustituir a la agricultura tradicional, que tiene sus propios puntos fuertes y débiles, como la contaminación del suelo, la sensibilidad a las condiciones meteorológicas, la dependencia de los insumos y el consumo de agua. Se trata de complementarla. Especialmente en el sector de los cosméticos, abastecerse más en cultivos verticales implicaría reducir la cantidad de tierra utilizada para la producción de cosméticos, liberándola así para la producción de alimentos y otros ecosistemas como los bosques. Creemos sinceramente que la agricultura vertical ofrece una solución pertinente a varios retos importantes del sector cosmético.